martes, 11 de junio de 2013

LOMCE, la ley de los mercados (I)

Niños "emprendedores"

Ya se han comentado algunas de las características del proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) que el Gobierno ha enviado al Parlamento, la llamada también ley Wert. Desde la separación de vías educativas, la selección por medio de obstáculos que eliminan posibilidades de futuro a los estudiantes, el freno a las competencias de las CCAA., la posibilidad de financiar con fondos públicos la enseñanza con sexos separados, hasta el increíble tratamiento de la asignatura de Religión en un país occidental en pleno siglo XXI, han dado lugar a respuestas diversas que ponen de manifiesto y critican estos desatinos.
Técnicamente es una chapuza de ley, ya que el texto es un enorme conjunto de enmiendas a la vigente LOE. Modifica más de 70 artículos de un total de 157. Añade 15 artículos y disposiciones. Es decir que será necesario hacer un texto refundido para enterarse.
Pero tal vez no se ha insistido lo suficiente en la influencia de los llamados mercados en la determinación del modelo educativo que se propone. Modelo que, lamentablemente ya se empezó a formular con la LOE. La orientación de la Europa de los mercados de considerar como eje de la educación el modelo de las competencias es algo que ya incluía la ley aprobada en 2006.


El uso frecuente de ciertos términos demuestra claramente una orientación ideológica del más puro radicalismo neoliberal-conservador. Se trata de satisfacer las necesidades del mercado y no la de los ciudadanos.
En su primera redacción ya se mostró descaradamente esta orientación ideológica. Aunque en el documento definitivo del proyecto se ha intentado suavizar el lenguaje, el texto inicial que aparecía en el primer borrador del proyecto era el ssiguiente:

La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro.”

En el proyecto presentado al Congreso se ha cambiado el comienzo de la exposición de motivos tratando de justificar la diversificación de vías educativas en función de las diferencias de “talento” y capacidades. Y mantiene la orientación descrita:

“La lógica de esta reforma se basa en la evolución hacia un sistema capaz de encauzar a los estudiantes hacia trayectorias más adecuadas a sus capacidades, de forma que puedan hacer realidad sus aspiraciones y se conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor.”

Enseguida vuelve a la carga con el texto que se presentaba en el primer borrador y que define claramente los objetivos prioritarios de la ley.

…/… el nivel educativo de los ciudadanos determina su capacidad de competir con éxito en el ámbito del panorama internacional y de afrontar los desafíos que se presenten en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por un futuro mejor.”

Todo en función de la competitividad, el crecimiento económico, el valor añadido, el espíritu emprendedor...
Se llega casi hasta el ridículo al modificar el artículo 17, b) para añadir como objetivo de la ecuación primaria desarrollar el “espíritu emprendedor”, ¡en niños de E. Primaria! ¿Acaso piensan fomentar actividades del tipo del juego del Palé para que los pequeños inventen un modelo de negocio que arruine a sus compañeros? Añade el texto legal que el "empredimiento" se trabajará en todas las áreas.

Otro aspecto interesante tiene que ver con los centros. Se les pretende someter también a las reglas del mercado. Lo trataremos en capítulo aparte.